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16. El pícaro


Me tiró dos puñaladas que conseguí atajarme.

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El casamiento de Laucha: el pícaro como figura literaria

1. La figura del pícaro: un retrato de la marginalidad

La figura del pícaro nace en la literatura como respuesta a una crisis: cuando las estructuras tradicionales de la sociedad comienzan a resquebrajarse, aparecen personajes que no encajan en ningún modelo de éxito o virtud.
El pícaro no es noble, no es un héroe épico ni un mártir religioso: es un sobreviviente. Vive al margen, se adapta, engaña, seduce, roba si es necesario, siempre bajo el lema de que la astucia vale más que la fuerza o la virtud.

En la novela picaresca tradicional, como Lazarillo de Tormes (1554), el protagonista narra su vida en primera persona, mostrando cómo, desde niño, debe aprender a ingeniárselas en un mundo que le niega todo: educación, oportunidades, respeto.
Laucha hereda esos rasgos, pero Payró le da un matiz particular:

  • Laucha no sufre miserias extremas como el Lazarillo, pero sí enfrenta una pobreza crónica, una falta de rumbo y una marginación social más disimulada.

  • Su astucia no es heroica ni perversa: es una astucia de necesidad, una picardía casi ingenua, teñida de simpatía.

  • A diferencia del pícaro clásico que ve la vida con desencanto, Laucha todavía se ilusiona, se entusiasma, y también sufre.

El pícaro clásico desconfía de todo, y aunque Laucha comparte esa desconfianza, mantiene también un deseo infantil de "salvarse" de una vez para siempre.
Esta mezcla de desilusión y esperanza le da a la figura de Laucha una profundidad que lo conecta más con los lectores modernos: no es un simple tramposo, sino alguien que busca desesperadamente encontrar su lugar en el mundo.

El pícaro es, en definitiva, un espejo roto de la sociedad: muestra lo que se oculta bajo las apariencias de moral y orden.
En El casamiento de Laucha, ese espejo refleja una Argentina de principios del siglo XX en la que sobrevivir era más un arte que una virtud.


2. El casamiento tramado

Laucha acepta la propuesta de Doña Carolina de casarse, pero planea un casamiento "a medias": busca evitar el registro oficial para dejarse una puerta de escape abierta.
Con la complicidad del cura Papagna, un personaje tan corrupto como caricaturesco, organiza una boda falsa, pagando para que no quede constancia en los libros de la iglesia.

El engaño parece perfecto: Laucha consigue asegurarse la vida cómoda que soñaba, sin comprometerse legalmente.
Sin embargo, a lo largo de estas páginas se empieza a intuir que esa ilusión de triunfo podría no ser tan sólida: el azar, la culpa, y la naturaleza inestable de Laucha amenazan con desmoronar todo.

La narración mantiene el tono humorístico, pero deja filtrar cierta melancolía: las trampas del pícaro no siempre le garantizan la felicidad, y las consecuencias de sus actos empiezan a hacerse sentir.


Preguntas para pensar esta etapa

  • ¿Cómo define el relato la astucia de Laucha: como una virtud, como un defecto o como una necesidad?

  • ¿Qué dice la figura del cura Papagna sobre la moral de la época? ¿Se puede confiar en las instituciones?

  • ¿Creés que Laucha se siente realmente feliz al organizar este casamiento? ¿O hay signos de duda en su relato?

  • ¿Cómo influye la falta de un "papel" verdadero en el futuro de Laucha y Doña Carolina?


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