Capítulo 4
Pensá en cosas lindas
Resumen
Pensá en cosas lindas
Resumen
La escena se abre en el dormitorio que comparten Nidia y Luci, en la intimidad de la noche. El clima es de silencio, penumbra y cansancio, apenas roto por el diálogo breve y cariñoso entre ambas. Nidia quiere apagar la luz y entregarse al sueño, ayudada por la pastilla, mientras Luci se resiste, buscando en los viejos suplementos de un diario algo que la distraiga o la acompañe. El contraste entre las dos hermanas es claro: una duerme con facilidad, la otra necesita sostener la vigilia con la lectura, como si así se defendiera de un vacío interior.
El contenido de los suplementos se despliega como un mosaico fragmentario: noticias sobre la ruina de la Finca Imperial, un palacete histórico que se desmorona tras incendios y abandono; un panorama cultural del verano en Brasil, con rock, cine e historietas, donde la crítica al posmodernismo y la descripción de grupos musicales crean una atmósfera juvenil, vibrante, ajena a las hermanas; una nota sobre Leonardo Sciascia, que denuncia la corrupción de la lucha antimafia y provoca divisiones en Italia; un catálogo de relojes de moda, que promete marcar un tiempo renovado; artículos sobre el turismo paradisíaco en Angra dos Reis, cargados de imágenes de playas, cascadas, pájaros y selvas; y crónicas de bikinis y moda playera, con colores estridentes, nudos novedosos y cuerpos jóvenes celebrados como íconos de temporada.
Mientras tanto, el diálogo entre las hermanas insiste en pequeñas repeticiones: “¿ya apagás la luz?”, “chau, Luci”, “hasta mañana”. Es un vaivén que subraya el afecto cotidiano, la convivencia marcada por la rutina. Luci reconoce que no sabe por qué guardó esos suplementos, que los hojea sin demasiada concentración. Su insomnio se cruza con esas lecturas, que se vuelven un murmullo del mundo exterior, un ruido lejano que contrasta con la quietud de la pieza. Nidia, desde la somnolencia, le recomienda pensar en algo lindo, imaginar un sueño que la acompañe. La escena se cierra con esa ternura mínima: dos señoras mayores, solas, que se hacen compañía en el silencio de la noche, entre la fragilidad del cuerpo, la memoria del pasado y el eco incesante de un presente mediático que poco tiene que ver con ellas.
Interpretación alegórica
Este capítulo puede leerse como un contrapunto entre dos niveles: el íntimo y el social. Por un lado, la fragilidad de las hermanas en la cama, enfrentando la soledad y el insomnio; por otro, el bombardeo de noticias que hablan de ruinas arquitectónicas, modas pasajeras, denuncias políticas y paraísos turísticos. El montaje de Puig convierte a la lectura nocturna en espejo del mundo: lo que ocurre en la sociedad —decadencia, consumo, luchas de poder, espectáculos, deseos artificiales— se refleja en la vida de las protagonistas.
La Finca Imperial, con fachada sólida y estructura interior en ruina, es una metáfora directa de la vejez: los cuerpos que, por fuera, conservan cierta dignidad, pero por dentro sufren el desgaste inevitable del tiempo. Las hermanas, como la finca, se sostienen todavía en pie, pero sienten que el fuego del pasado ya consumió buena parte de lo que eran. El hecho de que los vecinos deseen verla convertida en centro cultural evoca también el deseo de preservar la memoria de quienes, aunque se sienten arruinadas, todavía ofrecen un legado.
La nota cultural sobre el rock y la moda posmoderna introduce la vitalidad del presente, con sus nuevas músicas y modas, pero al mismo tiempo revela su fugacidad. Para Luci y Nidia, ya alejadas de esos ritmos juveniles, leerlo es como asomarse a un mundo que no les pertenece. El contraste entre sus cuerpos cansados y esos cuerpos exaltados en trajes de baño, con colores ácidos y cortes provocativos, resalta su vulnerabilidad y su distancia de la cultura dominante. El afuera celebra el verano y la juventud, mientras el adentro se tiñe de insomnio, cuidado y pastillas.
La presencia de Sciascia y su denuncia contra la “industria antimafia” funciona como alegoría ética: incluso la justicia puede volverse espectáculo, marketing y carrera política. Esto dialoga con la propia escena de las hermanas, donde lo verdadero y lo íntimo se reduce a un gesto sencillo: cuidarse mutuamente, desearse buenas noches, ofrecerse un pensamiento lindo para poder dormir. Frente al espectáculo del mundo, Puig coloca una ética mínima, doméstica, basada en el afecto.
El turismo en Angra dos Reis y sus descripciones paradisíacas contrastan con la realidad del cuarto apagado: lo que para el mundo es paraíso, para ellas es apenas un paisaje leído, una imagen que no podrán vivir. Sin embargo, esa postal funciona como un refugio imaginario: pensar en algo lindo, como le pide Nidia a Luci, puede equivaler a dejarse arrullar por esas aguas y esos pájaros, aunque sólo sea en la mente.
Finalmente, el capítulo plantea una alegoría de la lectura misma. Luci confiesa que no sabe por qué guardó esos suplementos, que tal vez lo hizo para rescatar “lo que quedó sin ver”. Ese gesto refleja su deseo de atrapar lo que el tiempo y la sociedad descartan, de no dejar que todo se pierda. Así como ellas mismas sienten que ya están fuera de la mirada del presente, los suplementos viejos son restos que todavía contienen un sentido. El acto de leer en la penumbra es, entonces, un modo de resistir al olvido, de rescatar lo mínimo.
En conjunto, el capítulo cuatro es una meditación sobre la vulnerabilidad y la ternura: dos mujeres mayores que se acompañan en el silencio, rodeadas de un mundo que celebra lo joven y lo nuevo, pero que ellas sólo alcanzan a mirar desde lejos. El contraste entre la fragmentación mediática y el diálogo íntimo ilumina el núcleo de la novela: la vida privada como último refugio frente al ruido y la fugacidad del presente.
10 claves de lectura
La Finca Imperial: fachada sólida con interiores en ruina → símbolo de cuerpos envejecidos.
El insomnio de Luci: la imposibilidad de cerrar los ojos ante un mundo que sigue hablando.
La pastilla para dormir: paralelo a los relojes y modas → domesticar el tiempo.
El montaje periodístico: lectura fragmentada como espejo del pensamiento disperso en la vejez.
La industria antimafia criticada por Sciascia → la ética convertida en espectáculo.
Las notas de bikinis y moda → cuerpos normados en contraste con el suyo, ausente de ese mercado.
Angra dos Reis → paraíso turístico como contrapeso de su encierro nocturno.
Los diálogos breves: un “hasta mañana” repetido como amparo y sostén.
La ternura de las dos señoras: vulnerabilidad compartida, ética doméstica contra el ruido mediático.
La relectura de suplementos viejos: rescatar lo desechado, gesto de memoria y de resistencia.
5 preguntas guía para reflexionar
¿Qué nos dice la imagen de la fachada firme y el interior arrasado sobre la vejez y la memoria?
¿El insomnio de Luci es personal o es metáfora de un mundo que no deja dormir?
¿Cómo se enfrenta la fragilidad: con consumo, con pastillas o con cuidado mutuo?
¿Qué lugar tiene la ternura mínima en una sociedad dominada por noticias y espectáculos?
¿Por qué Puig elige que el capítulo transcurra en susurros de noche y no en pleno día?
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